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El cambio climático y el futuro del cultivo de la aceituna

Los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas son cada vez más claros y preocupantes. En el caso de los olivares, la persistente sequía y las elevadas temperaturas hacen imprescindible agilizar la toma de medidas de adaptación. Las principales medidas se centran en redefinir técnicas de cultivo y manejo en el campo, el cultivo en ubicaciones de mayor altitud o el empleo de variedades mejor adaptadas a estos episodios de sequía y elevadas temperaturas.

En la actualidad, en zonas como la Rioja encontramos olivares viejos plantados en zonas altas (allí donde no se podían cultivan frutales o huerta) y olivares jóvenes, de unos 15-20 años, en zonas bajas de los valles, que son terrenos más fértiles y en los que es posible construir sistemas de riego.

Los olivos viejos, de más de 25 años, que encontramos en zonas altas donde no es posible construir un sistema de riego, cuentan con más recursos en la madera así como con un sistema de raíces más profundo, lo que les facilita obtener agua del subsuelo, factores que les otorgan una mayor resistencia a la sequía. En cambio, olivos más jóvenes como los que encontramos en los valles, presentan menos recursos para resistir a la sequía, además el uso de fertilizantes y de sistemas de riego les permite sobrevivir sin desarrollar un sistema de raíces profundo, por lo tanto sin desarrollar resistencia a la sequía.

Los efectos del cambio climático hacen imprescindible agilizar la toma de medidas de adaptación. Imagen: Pixabay.

El cultivo de variedades mejor adaptadas a temperaturas más elevadas y a sequía representa otra vía de adaptación al cambio climático. Variedades como la picual, la arbequina o empeltre, que hace 30 años no se recomendaban plantar por su mayor sensibilidad ante el riesgo de heladas, ahora pueden ser una buena opción.

En cualquier caso, ante lo que parece un clima cada vez más seco, antes de plantar hay que realizar una evaluación del suelo, la zona climática y la altitud, para escoger la mejor variedad de oliva para garantizar no sólo la producción si no también mantener la calidad del aceite. 

 

 Fuente de información:  Nuevecuatrouno.com 

Valoración de la campaña 2021-22 e inicio de la nueva campaña mejor de lo esperado

 

La campaña 2021-2022 de aceite de oliva, finalizó el pasado 30 de septiembre, con un registro récord en las cifras de comercialización, así como buenos resultados tanto en el consumo nacional como en los mercados exteriores.

La campaña 2022-2023 se ha iniciado con unos datos provisionales de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) que indican cómo el pasado mes de octubre se cerró con unas salidas próximas a las 117.013 toneladas de aceituna, cifra ligeramente superior a lo esperada por el conjunto de los operadores. Según esta misma fuente, a lo largo de este mes se han producido 30.501 toneladas, cifra inferior a la del mismo mes de 2021 cuando se produjeron 51.400 toneladas, pero que se justifica por la importante escasez de lluvia que ha provocado que el rendimiento de la aceituna sea menor que en años anteriores. Esta situación de sequía y de disminución en la producción de aceitunas se reproduce también a nivel internacional, con una caída general de la producción especialmente significativa en Italia y Portugal. De acuerdo con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación las estimaciones de la campaña 2022-2023 podrían incrementarse en función de la evolución climática y las lluvias que puedan producirse en las próximas semanas, ya que la aceituna continúa aún en proceso de acumulación de aceite.    Fuentes de información: – OlimercaMinisterio de Agricultura, Pesca y Alimentación